lunes, 29 de noviembre de 2010

Arnaldo y sus comidas

Al caballero Arnaldo le gustaba comer las setas asadas con la salsa de la carne. Pero el buen caballero siempre solía recoger setas cercanas de su lugar de residencia, el cual se situaba en un clima idóneo para las amanitas. A él aún sabiéndolo, le gustaban, se evadía por momentos de todos los problemas que le asolaban en el mundo real y era mas divertido, entretenido y barato que los litros de alcohol en que poder curar sus penas. De este modo salía temprano a recolectarlas en su cesta de mimbre, junto con algún níscalo, que también eran de su agrado, y al llegar a casa se ponía a cocinarlo todo en grandes ollas.



Un día estaba muy nublado y Arnaldo salió a recoger la cosecha rutinaria de amanitas. La niebla era tan intensa que no veía a un palmo de sus ojos.
Como siempre cogió las amanitas pero esta vez no eran de ese tipo que le gustaban tanto, que le hacían evadirse de su vida normal.
Esta vez eran venenosas, las más mortiferas de todo el mundo y él no lo sabía porque su saber porífero era muy menudo.

Ese día había invitado a comer a una bella dama, "seguro que cuando pruebe mis setas se enamora de mí", pensó Arnaldo.
Todo estaba a punto, no podía fallar nada...
Olimpia llamó a la puerta, y en cuanto le vino el olor a setas entró corriendo, y se comió toda la olla sin dejar nada para Arnaldo, al que ni había saludado ya que el ansia por comer pudo con todo lo demás...

La glotona de Olimpia se zampó la olla entera, y Arnaldo no pudo probar ninguna, y mejor para él, porque en menos de unos minutos, Olimpia cayó tiesa sobre el suelo. "¿Qué te pasa, Olimpia? - le preguntó Arnaldo inquieto." Pero Olimpia ya estaba en el otro mundo. ¿Qué iba a hacer ahora con el cadáver?

5 comentarios:

  1. Un día estaba muy nublado y Arnaldo salió a recoger la cosecha rutinaria de amanitas. La niebla era tan intensa que no veía a un palmo de sus ojos.
    Como siempre cogió las amanitas pero esta vez no eran de ese tipo que le gustaban tanto, que le hacían evadirse de su vida normal.
    Esta vez eran venenosas, las más mortiferas de todo el mundo y él no lo sabía porque su saber porífero era muy menudo.

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  2. Ese día había invitado a comer a una bella dama, "seguro que cuando pruebe mis setas se enamora de mí", pensó Arnaldo.
    Todo estaba a punto, no podía fallar nada...
    Olimpia llamó a la puerta, y en cuanto le vino el olor a setas entró corriendo, y se comió toda la olla sin dejar nada para Arnaldo, al que ni había saludado ya que el ansia por comer pudo con todo lo demás...

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  3. La glotona de Olimpia se zampó la olla entera, y Arnaldo no pudo probar ninguna, y mejor para él, porque en menos de unos minutos, Olimpia cayó tiesa sobre el suelo. "¿Qué te pasa, Olimpia? - le preguntó Arnaldo inquieto." Pero Olimpia ya estaba en el otro mundo. ¿Qué iba a hacer ahora con el cadáver?

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  4. asi que cogió el cadaver, no podía decir a nadie que por su culpa olimpia estaba muerta, ya que le acusarian de haberla envenenado, asi que salió a toda prisa, cogió el caballo y subió a olimpia detrás de el, apoyada en su espalda, haciendola pasar por viva...

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  5. Dejando atras su casa,corrio y corrio durante muchos minutos,hasta que se encontró con un soldado que hacia guardia por el bosque.
    ¿Quien es esa mujer que le acompaña mi señor?-le dijo el guardia. A lo que Arnaldo respondio "Es mi hermana pequeña que es retrasada y la llevo rapidamente al curandero haber si tiene solucion".
    Asi que reanudo su marcha rapida y velozmente hacia lo mas alto de aquella montaña donde encontro un enorme agujero en el suelo,el cual penso que era fantastico para esconder a Olimpia...........

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